
Las leyes que protegen a los animales en los espectáculos ambulantes son inadecuados e ineficazmente aplicadas. Los animales en lo circos viven una aterradora vida de dominación, confinamiento y entrenamiento violento. Son prácticas comunes las palizas, descargas eléctricas, mordazas, punzones, ayunos, obligarles a representar trucos ridículos que ellos no pueden entender.

Los pequeños elefantes nacidos en granjas son alejados de sus madres, condenados a una horrorosa vida entre jaulas, encadenamientos, latigazos, soledad (les mantienen en aislamiento hasta que aprenden a temer a sus entrenadores) y sufrimiento, igual que cualquier animal de circo. Algunos domadores admiten que las descargas eléctricas, el hambre y los golpes son "técnicas" corrientes de adiestramiento.
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